Me acerque a él sin mediar palabra. Le mire directamente a los ojos. Se tensó su mirada y su rostro. No observaba ni veía. Estaba sentado, postrado ante el mundo vacío, quieto, pálido. Le zarandeé como si despertará al mismo demonio. Realmente lo hice. Lo hice. Lo se.
No hay comentarios:
Publicar un comentario