Dali, el loco egolatra que jugaba con formas cónicas y ublicuas, el soñador de tiempos ajenos y propios, el "matemático" pintor de la locura desaparece como lo hace el mundo tras un cerrar de ojos. Y aparece otro mundo diferente.Un plano distinto de realidad, un segundo, un instante, una respiración. Una vida.
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